
Según el CEDLA, el incremento salarial del 5% en 2025 es insuficiente frente a una inflación acumulada de 18,46%. El poder adquisitivo de los trabajadores bolivianos se deteriora aceleradamente, afectando sobre todo a los sectores de bajos ingresos.
La inflación está devorando el bolsillo de los trabajadores bolivianos. Así lo revela el más reciente reporte del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla) en su boletín “Reposición salarial: una medida que no alcanza”, publicado en junio de 2025. Con una inflación acumulada a doce meses que roza el 18,5%, la reposición salarial del 5% establecida por el Gobierno resulta “claramente insuficiente” para contrarrestar la pérdida del poder adquisitivo de las familias. Este reporte no toma en cuenta los datos de inflación de junio, limita su rango de estudio a mayo de este año.
La narrativa oficial habla de “incremento salarial”, pero el informe del Cedla sostiene que lo que se ha dispuesto este año es una “reposición”, un ajuste nominal que no alcanza para devolver el poder de compra perdido por la población asalariada. Esta medida, lejos de cerrar brechas, amplifica las desigualdades dentro de un mercado laboral marcado por bajos salarios, informalidad y escasa estabilidad.
Una inflación fuera de control
El reporte, amparado en datos del INE, advierte que Bolivia atraviesa un proceso inflacionario sin precedente en los últimos años. Solo hasta mayo de 2025, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) acumuló una variación de 9,81%, igualando en apenas cinco meses todo el incremento registrado en 2024. En términos interanuales, el IPC llegó al 18,46%, afectando particularmente a los productos básicos de la canasta familiar.
Entre los más inflacionarios destacan las carnes. La carne de res registró incrementos de entre 24% y 29% en 2024 y mantiene alzas superiores al 20% en 2025. El pollo, aunque sube a un ritmo más moderado, acumula aumentos superiores al 35% desde fines de 2023. Otros productos con fuertes variaciones son el arroz, el café, la lenteja, el ajo (con un alza cercana al 85%) y artículos de uso cotidiano como pañales y pasta dental, que subieron entre 35% y 53%.
Un ajuste que no llega al bolsillo
El estudio también evidencia que el salario medio no sigue el ritmo de la inflación. Entre 2023 y 2024, el poder adquisitivo del salario cayó un 8,96%. Aunque el salario nominal haya crecido, la capacidad real de compra disminuyó de forma sostenida, afectando a los hogares más vulnerables, que destinan más del 57% de sus ingresos a la compra de alimentos.
“En números concretos, un incremento del 5% para un salario mínimo de 2.500 bolivianos representa apenas 125 bolivianos adicionales al mes. Cifra insuficiente, considerando que productos esenciales como el pan, el transporte y los almuerzos fuera del hogar también han incrementado sus precios. Por ejemplo, el almuerzo se encareció un 6,39% y el transporte en minibús subió 16,30% en lo que va del año”, dice el estudio.
Además, el documento menciona que casi la mitad de los asalariados no accede al bono de antigüedad, lo que reduce aún más el alcance de la medida. Para quienes sí lo reciben, el incremento es marginal. En el caso de un trabajador con cinco años de antigüedad, el aumento por ese concepto apenas supera los 27 bolivianos.
Una estructura salarial desigual
El análisis del Cedla concluye que el impacto del ajuste salarial no es homogéneo. Mientras un trabajador con salario ejecutivo (14.000 bolivianos) puede recibir hasta 727 bolivianos adicionales con el aumento, uno no calificado (3.000 bolivianos) apenas verá una mejora de 177,5 bolivianos. A ello se suma una estructura salarial deprimida: el 60% de los trabajadores asalariados gana menos de 3.500 bolivianos mensuales.
Advierte que la inflación está reconfigurando los patrones de consumo de los hogares. Muchas familias están reduciendo la compra de carne, sustituyendo alimentos esenciales o incluso eliminando gastos en higiene, salud o recreación. En los sectores más golpeados, como el de los adultos mayores, esta crisis ha empujado a muchos a las calles para sobrevivir.
El Cedla concluye que la actual política de ajuste salarial es insuficiente y exige un enfoque más estructural que considere la realidad de los hogares bolivianos. Recomienda políticas públicas diferenciadas, enfocadas en proteger a los sectores más vulnerables y garantizar condiciones dignas de trabajo, especialmente en un contexto donde la informalidad y el autoempleo precarizado son la norma.
Es decir, mientras los precios suben sin tregua, los ingresos de la mayoría de los bolivianos siguen estancados. La “reposición” salarial de 2025, lejos de ser un alivio, ha dejado más preguntas que respuestas en un país que sigue esperando soluciones frente a la pérdida sistemática del poder adquisitivo.
La organización sostiene que el Estado aún tiene el desafío de transformar la estructura del mercado laboral. “Esta transformación es aún más urgente en un contexto donde el sector informal y el autoempleo —frecuentemente disfrazado de “emprendedurismo”— tienen un peso cada vez mayor”.
“Por su parte, el sector privado tiene pendiente la tarea de aumentar la productividad, no a través de la intensificación del trabajo, sino con la promoción de la innovación tecnológica y con la mejora de procesos y condiciones dignas de empleo”, señala la organización.
INE culpa a los bloqueos
Antes de este estudio — que están basados hasta mayo de este año— el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) emitió reporte inflacionario con una tasa acumulada de hasta 15,53% hasta junio de este año y una anual de hasta 25%.
En tanto, que la inflación mensual fue de 5,21%. “Tenemos una inflación acumulada que es de dos dígitos 15.53%, muy alta. Es lo que observamos y vivimos en este momento todos los bolivianos y nadie lo puede negar”, manifestó el director del INE, Humberto Arandia.
El directivo señaló que prácticamente el 100% de la inflación de junio se puede atribuir a los bloqueos. Argumentó que, incluso, una vez se solucionaron estas medidas de presión, se registraron bajas de precios en productos como la carne en el occidente del país.
En junio, sectores sociales protagonizaron bloqueos en distintas regiones del país, en protesta por la exclusión de Evo Morales como candidato y en rechazo a la creciente crisis económica.
La inflación interanual —es decir, la acumulada en los últimos 12 meses hasta junio— alcanzó el 24%, según datos del INE.